EL ORIGEN DEL PECADO (I)
El origen del mal en el mundo es un tema del cual nadie es ajeno, y desde los orígenes de la humanidad muchos son los que han intentado encontrar respuesta a esta pregunta. El mal es algo que acompaña al hombre desde sus origines, el cual ha sido incapaz nunca de crear una sociedad justa y equilibrada, por el contrario, por lo que nosotros llamamos pecado, todas las esferas de nuestra existencia están seriamente dañadas. Desde la filosofía buscan mil galimatías para explicar esto, en los cuales no voy a perder ni un minuto explicando y me ciñere a lo que Dios nos revela en su Palabra, pues en la Biblia están todas las respuestas que el hombre necesita escuchar sobre este gran mal llamado pecado, el cual se origina en la voluntad del hombre y se expande en todo lo que hace, piensa o expresa.
En la Biblia el mal moral que hay en el mundo se define claramente como pecado, es decir, como la transgresión de la ley de Dios. El hombre siempre aparece en la Biblia como un transgresor por naturaleza, y la pregunta surge, naturalmente, ¿Cómo adquirió el hombre esa naturaleza? ¿Cuál es la revelación de la Biblia acerca de ese punto?
Es verdad que el decreto eterno de Dios hizo segura la entrada del pecado en el mundo, pero esto no debe interpretarse de manera que Dios resulte la causa del pecado en el sentido de ser su autor responsable. Esta idea está excluida de la Biblia con toda claridad (Job 34:10 - Deu 32:4 - Sal 92:15 - Sal 5:4).
EL PECADO TUVO SU ORIGEN EN EL MUNDO ANGELICAL
La Biblia nos enseña que en el intento de hallar el origen del pecado debemos ir más allá de la caída del hombre, descrita en Gen 3, y poner atención a algo que aconteció en el mundo angelical. Dios creó un ejército de ángeles, y todos eran buenos al salir de la mano de su Hacedor, Gen 1: 31. Pero ocurrió una caída en el mundo angelical en la que legiones de ángeles se separaron de Dios. El tiempo exacto de esta caída hay debate entre teólogos, pero en Juan 8:44 Jesús habla del diablo, declarándolo homicida desde el principio:
Jua 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Juan dice en I Juan 3: 8 que el diablo peca desde el principio. Debemos entender esto como que significa desde el principio de la historia del hombre. Muy poco se dice acerca del pecado que ocasionó la caída de los ángeles, pero buscando en el A.T encontramos en el libro de Ezequiel una referencia en la cual la mayoría de los comentaristas coinciden en que habla de Satanás, aunque en el contexto inmediato el profeta habla del rey de Tiro (Ezequiel 28:11-19)
Matthew Henry en su comentario dice de estos pasajes: la voz unánime de los exegetas antiguos y la de los más expertos evangélicos modernos, ha visto, tras la figura del rey de Tiro, otra figura todavía más siniestra: la del propio diablo. Dice Ryrie: «Esta sección (vv. Eze_28:11-19), con sus referencias sobrehumanas, claramente describe a uno diferente del gobernante humano de Tiro; a saber, Satanás». Feinberg, por su parte, comenta: «Según tenía a la vista (Ezequiel) los pensamientos y los caminos de aquel monarca (el de Tiro), claramente discernió detrás de él la fuerza motivadora y la personalidad que le impelía en su oposición contra Dios. En una palabra, vio la obra y la actividad de Satanás, a quien el rey de Tiro emulaba en tantos aspectos». Y la tan mencionada y prestigiosa obra Search the Scriptures, al comienzo del estudio de los capítulos Eze_27:1-36 y Eze_28:1-26, dice: «Los términos usados con referencia a él (el rey de Tiro), especialmente en los versículos Eze_28:11-19, son tales que la figura del gobernante humano parece fusionarse con la del propio Satanás, el originador de los pecados de los que Tiro era culpable».
El apóstol Pablo hizo una referencia directa en su advertencia a Timoteo:
1Ti 3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
Para que ningún neófito sea colocado como obispo, I Tim. 3: 6, tenemos que concluir que, con toda probabilidad, el pecado que hizo caer al diablo fue el del orgullo, el de aspirar a ser igual a Dios en poder y autoridad. Y esta idea parece encontrar corroboración en Judas 6; en donde se dice que los ángeles caídos "no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada". No estuvieron satisfechos con su porción, con el gobierno y el poder que se les confió. Si el deseo de ser iguales a Dios fue su tentación peculiar, esto podría explicar también por qué tentaron al hombre sobre ese punto particular.
EL ORIGEN DEL PECADO EN LA RAZA HUMANA
Con respecto al origen del pecado en la historia de la humanidad, la Biblia enseña que comenzó con la transgresión de Adán en el paraíso(Gén 2: 15-17- Gén 3) y esto fue lo que ocurrió:
1)Fue, por lo tanto, un acto perfectamente voluntario de parte del hombre.
2) Colocó al hombre en oposición a Dios
3)por aquel primer pecado, Adán se convirtió en siervo del pecado
4)Aquel pecado trajo con él una mancha permanente, y afectó a toda su descendencia también. Como un resultado de la caída, el padre de la raza únicamente podría transmitir a su descendencia una naturaleza humana depravada.
Este estado de cosas es el que precisamente hace que la pregunta de Job siempre sea pertinente:
Job 14:4 ¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.
Pero esto no es todo. Adán pecó no solamente como padre de la raza humana, sino también como la cabeza representativa de todos sus descendientes; y, por tanto, la culpa de su pecado también los alcanza, de manera que todos se merecen el castigo de la muerte. Este es el sentido fundamental en que el pecado de Adán es el pecado de todos.
Eso es lo que Pablo nos enseña en Rom. 5: 12;
Rom 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Las últimas palabras pueden significar únicamente que todos pecaron en Adán y que pecaron en tal forma que se convirtieron todos en merecedores del castigo de la muerte. Aquí no se considera al pecado únicamente como mancha, sino también como culpa que trae consigo el castigo. Dios considera que todos los hombres son pecadores culpables en Adán, precisamente del mismo modo que juzga que todos los creyentes son justos en Jesucristo:
Rom 5:18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Rom 5:19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
Desde un punto de vista puramente formal, puede decirse que el primer pecado del hombre consistió en haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal, dado que Dios lo prohibió, el pecado es hacer lo contrario de lo que Dios claramente nos manda, y Adán solo tenía que obedecer un mandamiento. Este árbol venía a revelar 2 cosas:
1. Si el estado futuro del hombre sería bueno o malo
2. Si el hombre le permitiría a Dios determinar en lugar del mismo hombre lo que era bueno y malo, o si el hombre emprendería determinarlo por sí mismo.
El mandato dado por Dios de no comer del fruto del árbol sirvió sencillamente para el propósito de probar la obediencia del hombre. Fue una prueba de obediencia pura, puesto que Dios en ninguna manera trató de justificar o de explicar la prohibición. Adán tenía que demostrar su complacencia en someter su voluntad a la voluntad de su Dios con obediencia implícita.
SU CARÁCTER ESENCIAL Y MATERIAL
La esencia de aquel pecado consiste en el hecho de que Adán se colocó en oposición a Dios, en que rehusó someter su voluntad a la de Dios, en impedir que Dios determinara el curso de su vida; y en que activamente intentó quitar el asunto de las manos de Dios y determinar el futuro por sí mismo. El hombre permitió que el nuevo centro, encontrado en él mismo, operara en contra de su Hacedor. Esto explica su deseo de ser como Dios y su duda de la buena intención de Dios al darle aquel mandato. Naturalmente, se pueden distinguir diferentes elementos en el primer pecado del hombre. En el intelecto se reveló como incredulidad y orgullo; en la voluntad, mediante el deseo de ser como Dios, y en los afectos, como una profana satisfacción en comer del fruto prohibido.
EL PROCEDIMIENTO DEL TENTADOR
La caída del hombre fue ocasionada por la tentación de la serpiente que sembró en la mente del hombre las semillas de la desconfianza y de la incredulidad. Aunque fue,
indudablemente, la intención del tentador hacer caer a Adán como cabeza del pacto, sinembargo, se dirigió a Eva, probablemente porque Con seguridad demostraría ser el agente más efectivo para llegar hasta el corazón de Adán. El procedimiento seguido por el tentador es perfectamente claro:
1) En primer lugar, siembra la semilla de la duda poniendo a discusión la buena intención de Dios y sugiriendo que su mandato había sido, efectivamente, un atropello a la libertad y a los derechos del hombre.
2)Cuando se da cuenta, mediante la disposición de Eva, de que la semilla ya tenía raíz, añade las semillas de la incredulidad y del orgullo, negando que la transgresión tuviera que resultar en muerte e intimando claramente que el mandato había sido inspirado con el propósito egoísta de conservar al hombre en sujeción.
3)Y afirma el tentador que comiendo del árbol el hombre se volverá como Dios. Las grandes esperanzas engendradas así, indujeron a Eva a mirar ansiosamente al árbol, y mientras más lo veía, mejor le parecía el fruto. Por último, el deseo le alzó la mano, y comió, y le dio a su marido, y también él comió.
LA IDEA BÍBLICA DEL PECADO
El pecado es un mal moral. La mayor parte de los nombres que se usan en la Escritura para designar al pecado señalan su carácter moral y lo vamos a definir así:
- una acción que equivoca el blanco y consiste en una desviación del camino recto.
- es una falta de integridad y rectitud; un desvío del sendero señalado.
- una rebelión o negación a sujetarse a la legítima autoridad, una transgresión positiva de la ley, y una violación del pacto.
-una malvada y culpable transgresión de la ley.
-Dios designa como culpa; como deslealtad y traición.
- es vanidad, una perversión o distorsión de la naturaleza.
El pecado es una carrera malvada que el hombre deliberadamente ha determinado seguir y la cual trae consigo indecible miseria, no es algo que sea pasivo, por ejemplo una enfermedad, una falla o una imperfección de las que no podemos considerarnos responsables sino una oposición activa contra Dios, y una transgresión positiva de su ley, que constituyen culpabilidad. El pecado es el resultado de una elección libre, pero pecaminosa, del hombre. Esta es la enseñanza clara de la Palabra de Dios en Génesis 3:6, Isaías 48:8, 1 Juan 3:4
En la esfera ética el contraste entre lo bueno y lo malo es absoluto. No hay una condición neutral entre los dos. Aunque indudablemente hay grados en ambos, no hay graduación entre lo bueno y lo malo. El pecado no es un grado menor de la bondad, sino un positivo mal. Esto se enseña con toda claridad en la Biblia. Aquel que no ama a Dios está, por lo mismo, caracterizado como malo. La Escritura no conoce una posición de neutralidad. Invita urgentemente al malvado a que se vuelva a la justicia, y algunas veces habla del justo que cae en lo malo; pero no contiene una sola indicación de que el uno o el otro se queden alguna vez en posición neutral. El hombre tiene que estar en el lado justo o en el malo, como enseña la Palabra en Mat 12:30, Stg 2:10, 1Jn 3:7-9
EL PECADO TIENE SIEMPRE RELACIÓN CON DIOS Y CON SU VOLUNTAD
El pecado es "falta de conformidad con la ley de Dios" a su voluntad, a lo que Él claramente ha revelado. Esto es indudablemente una definición formal correcta del pecado. No hay duda acerca de que la gran demanda central de la ley es amar a Dios. Y si desde el punto de vista material la bondad moral consiste en amar a Dios, entonces el mal moral tiene que consistir en lo opuesto. El mal moral es separación de Dios, oposición a Dios, odio a Dios, y esto se manifiesta en constantes transgresiones de la ley de Dios en pensamiento, palabra y obra. Los pasajes siguientes demuestran claramente que la Escritura ve al pecado en relación con Dios y con su ley, ya sea como está escrita en las tablas del corazón o como fue dada por Moisés, tal como nos enseña 1 Jn 3:4, Rom 1: 32, 1 Sa 15:22 .
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